lunes, 9 de mayo de 2011
PASEOS
Una tarde de verano queríamos dar un paseo mi prima y yo a caballo, sin el permiso del dueño de Lucero, mi tío, el padre de mi prima Raquel, nos montamos los dos sin silla y después de un tiempo cabalgando no se lo que hicimos, que el caballo se puso al galope, pasamos mucho miedo hasta que después de un rato se paro y pudimos bajarnos. !que susto! además se nos había hecho muy tarde, nos riñeron mucho, pues los caballos son animales que se acostumbran a la rutina, lo contrario puede provocar estrés, nosotros no habíamos respetado el horario de las comidas ni el del descanso.Entonces mi prima y yo decidimos que nunca íbamos a montar más, aunque los caballos nos gustasen mucho.
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